Queridos amigos,
Como mi libro está a punto de salir para la imprenta, os envío un pequeño extracto. Se trata de una enseñanza dada por Jeshua en una importante asamblea donde es invitado a hablar ante los monjes de un budismo que se está estructurando. La escena se desarrolla en Harwan, Cachemira y Jeshua está en los últimos años de su vida…

La pregunta que me hiciste es: ¿Qué se requiere como indispensable para comenzar y seguir con fuerza y determinación el Camino del Despertar? Y como yo soy un hombre sencillo, lo resumiré con palabras igual de sencillas y directas: ¿Un camino como este exige un compromiso monástico, ascético o puede ser “en el mundo”?

Para responder, sólo miraré hacia el sol y la luna. Si nos fueron dados en este universo, es porque nuestra naturaleza llama a la vez, al uno y al otro… o al otro y al uno. ¿La luna y el sol se oponen? Cada uno cumple su función… Es la falta de sentido común lo que a veces hace olvidarlo.

Adorar el día y temer la noche es imaginar que hay que inspirar sin tener que exhalar. De la misma manera, el monje no puede rechazar al laico o el laico reirse del monje…

¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Me diréis… ¿cómo comparar la fuerza del sol y la de luna? Os contestaré entonces: ¿El sol que veis no ofrece una sombra a la luna y la luna no ilumina la noche?
Y yo añadiría: ¿No es más sencillo para un monje serlo entre los suyos y no es un desafío para el laico caminar “en el mundo” mientras busca lo infinito dentro de sí mismo? ¿Deberíamos buscar seguridad o dificultad?
¿Cómo conciliar las palabras del que enseña el retiro del mundo y de los sentidos y el camino del que elige crecer entre las pruebas? Es simple: Borrando cualquier idea de oposición por la lógica más elemental. Todas las fronteras son ilusión, así como exclusión. Sólo las dependencias encontradas en cualquiera de los dos Vías crean el obstáculo.
La búsqueda del Amor sólo se lleva a cabo, pues, en la inclusión.
También en las cumbres y en los valles del corazón, la vía de la Compasión y del Servicio a la Vida, la del Bodhisattva puede emprenderse y luego recorrerse detrás de todas las máscaras, incluso las de los Bhikkhus y Bhikkhunis… (1)

Aprendí a vivir como un monje, luego me involucré en el mundo. Aprendí a ignorar mis sentidos como a veces podemos quedarnos en apnea, luego los dejé expandirse para descubrir otras facetas del Diamante…
Una vez conocí a una mujer y estoy orgulloso de ella…
siempre será mi esposa mientras yo vivo lejos de ella… como un
monje que viaja por el mundo sin percibir la más mínima imposibilidad.
¿Entonces quién soy yo? ¿Un bhikkhu? ¿Un laico? ¿Un hombre que no puede elegir? Algunos dicen un Maestro… No importa y no importa para mí… porque mientras uno viva en Compasión y Servicio a todas las formas de vida, no importa cuál sea el Camino tomado, este es justo y respetable”.

Daniel Meurois
(1) Renunciantes y renuncias.

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